El término «Retorno Sobre la Inversión» o ROI, es una métrica financiera ampliamente utilizada para medir la rentabilidad de una inversión, representando la relación entre el beneficio neto obtenido y el costo de la inversión. En el sector minero, refleja cuánto se prevé ganar o se ha ganado en relación con la inversión en un proyecto minero.
En una era donde la eficiencia y la sostenibilidad son primordiales, es esencial optimizar los proyectos mineros para asegurar rentabilidad a largo plazo. Un estudio de Ernst & Young (EY) de 2019 destacó que la optimización de la inversión en proyectos es uno de los desafíos más grandes de la industria minera. Las empresas que adoptan buenas prácticas en la gestión de proyectos pueden disminuir costos, reducir riesgos y potenciar la rentabilidad de sus inversiones.
Para contextualizar con cifras: el World Bank reportó que en 2020 la inversión global en minería fue de aproximadamente $140 mil millones. Tomando el informe de EY como referencia, si las empresas pudieran incrementar su ROI en un 20% mediante buenas prácticas de gestión, esto podría representar ahorros y ganancias globales de hasta $28 mil millones.
Chile, líder mundial en producción de cobre, juega un papel importante en el escenario minero global. Si consideramos una inversión anual chilena de unos $20 mil millones en minería, basándonos en datos de años previos, los ahorros potenciales para Chile, al adoptar buenas prácticas, podrían ser de hasta $4 mil millones anualmente.
Estas prácticas engloban una planificación efectiva, monitoreo constante, comunicación clara, adopción de tecnologías actuales y formación continua del equipo. La conclusión es que la adopción de estas prácticas no es un lujo, sino una necesidad para garantizar rentabilidad y sostenibilidad en un mercado minero cada vez más competitivo.
El informe Pulse of the Profession® de 2021 del PMI refuerza esta perspectiva. A pesar de los desafíos recientes, el 73% de los proyectos alcanzó sus objetivos originales, mejorando el 69% del año anterior. El 62% se mantuvo dentro del presupuesto y el 55% concluyó en tiempo. Además, se observó una disminución en el desperdicio de inversiones por mala ejecución de proyectos, de 11.4% a 9.4%.
La gestión de proyectos eficiente en la industria minera trae consigo una serie de beneficios invaluables. Al optimizar recursos, las empresas aseguran la máxima eficiencia en el uso de tiempo, capital y talento humano. Esta gestión proactiva también identifica, evalúa y mitiga riesgos asociados a la minería, posicionando a Chile de manera prominente en el mercado mundial.
Al enfocarse en la sostenibilidad, las prácticas de gestión eficiente conducen a operaciones mineras que equilibran factores económicos, ecológicos y sociales. A largo plazo, se garantiza la viabilidad y rentabilidad de los proyectos. Cabe destacar que según el informe «Pulse of the Profession 2021» del PMI, la mala gestión puede resultar en que el 9.4% de cada dólar se desperdicie, lo que, en el ámbito de la minería, podría representar pérdidas de millones.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha subrayado que una gestión minera adecuada puede amplificar el desarrollo sostenible. Al considerar la responsabilidad social, una gestión minera efectiva implica una interacción beneficiosa con comunidades locales, reduciendo tensiones y evitando pérdidas significativas debido a conflictos. Además, al ser Chile un referente mundial en la producción de cobre, es imperativo adoptar tecnologías y estrategias de vanguardia para mantener el liderazgo.
Con estos beneficios, se reitera la idea de que una gestión efectiva no es una opción sino una necesidad estratégica. La industria minera, al ser un pilar fundamental de la economía, debe enfocarse en un futuro rentable y sostenible, y esto se logra mediante una gestión de proyectos sólida y proactiva.
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